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Hay terrenos que facilitan la tarea del arquitecto, así como los hay, que proponen desafíos realmente fuertes. Éste es uno de ellos, donde la implantación de la casa fue determinante para el éxito del proyecto.

Esta propuesta, que destila autenticidad y sencillez en dosis altas e intensas, se cristaliza a través de una arquitectura única, en Carapicuiba, San Pablo, Brasil.
Por medio de una apuesta a lo natural y despojado. Con especial presencia de la monocromía, este proyecto explora, mediante el aparente vacío de las formas puras y casi etéreas, el oculto potencial de la arquitectura brasileña contemporánea.
El estilo marcado del paraje, la belleza exuberante del entorno natural y necesidades familiares conocidas, no parecían presentar grandes desafíos. Sin embargo, las características topográficas del lote y la audacia de los integrantes del estudio de SBR Arquitectura, agitaron los espíritus de vecinos.
Hay terrenos que facilitan la tarea del arquitecto, así como hay, los que proponen desafíos realmente fuertes. Éste es uno de ellos, donde la implantación de la casa fue determinante para el éxito del proyecto.
La superficie del lote, de forma trapezoidal, cae abruptamente seis metros bajo el nivel de la calle, terminando en un pequeño valle, acompañado por un frondoso bosque tropical.
A través de una respetuosa intervención de su arquitectura sobre la naturaleza, quién la acoge sin miramientos, este audaz proyecto, materializa una espectacular vivienda con una oficina, pero totalmente independientes entre si.
Habitar esta residencia, de forma distendida y serena, se produce no solo recorriendo el paraje que la contiene sino, a través de los diferentes espacios que configuran su arquitectura.
La planta general, de esquema rectangular, se desarrolla en tres niveles, cubriendo una superficie total de 300 m².


La vivienda, cuyos límites entre el adentro y el afuera se desmaterializan, se resuelve en dos niveles, ambos concebidos sobre el valle.
La lúdica disposición de sus volúmenes, totalmente permeables a la luz del sol, se integran fluidamente  con el bosque y el valle, abriéndose francamente a coloridos jardines y patios interiores.
La magia de esta vivienda, es que cada una de sus  habitaciones, no solo se integran fantásticamente al paisaje natural sino, también, que genera en sus ocupantes, una fascinante sensación de estar suspendidos en ellas.
No se concibieron las estancias como cajas: simplemente, se las estableció como amplios y luminosos espacios formados por fragmentos acristalados. Una suma de individualidades. Confortables y diáfanos recintos complementarios entre sí.
Ámbitos  que expresan una forma de habitar lejana a la ciudad y más cercana al juego y al merecido descanso, al final de una agotadora jornada laboral.
El estar, muy In-Out, se abre a un área abierta, una espléndida terraza. Un espacio que ofrece más de una posibilidad para el disfrute, permitiendo de esta manera una nueva libertad espacial.
La cocina, obedece a la afición sibarita de sus dueños. Un recinto de secretas alquimias que, literalmente, mira hacia un jardín, muy zen de por cierto, con una plaza de agua incluida, ideal para un refrescante chapuzón.
El volumen que contiene a la oficina, se eleva por sobre el nivel de la calle. Un ámbito laboral, conformado por un prisma de importantes dimensiones que, desafiando los principios básicos de la gravedad, se apoya sobre solo dos columnas. Abierto en sus dos extremos, esta imponente figura plástica, no solo permite que los rayos del sol inunden el interior con su cálida luz sino, también, la posibilidad de gozar del paisaje circundante a pleno…
La única entrada, de esta obra de arte de la arquitectura del siglo XXI, es un puente de acero, con metal desplegado como solado.
Un elemento del flujo espacial que vincula un área libre a continuación de la calle, a escala peatonal y una extensa cubierta-terraza, que corona cada uno los volúmenes de la vivienda.
Este último sector, se transforma, una y otra vez, en un espacio de encuentro, vinculación o relax. Un rincón más, para aprovechar del sol, de las noches templadas y de la belleza sobrecogedora del paisaje natural.
Más allá de las premisas iniciales, la sensibilidad de sus moradores fue descubriendo otras leyes. Por ejemplo, que el entorno netamente tropical, tiene una presencia tan protagónica que, de alguna manera, repele ornatos y cualquier tentativa fastuosa en sus interiores.
La propuesta de su arquitectura interior, pone en valor el universo de la percepción, el aspecto lúdico de los volúmenes, el placer y la posibilidad de nuevos modos de relación y vínculos con la naturaleza. Además, toda la gracia de esta casa, reside en el equilibrio justo de los materiales que la conforman: hormigón, algo de acero y vidrio a raudales…
Una arquitectura sin límites, donde la transparencia es una de sus

Texto: Dis. de Interiores Ana Thorschmidt

[ PROYECTO ]
SPBR Arquitetos
www.spbr.arq.br

 

 

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