Elegante y distinguida, esta casa, captura las miradas furtivas del lugar.
Sólida, proporcionada y con un suave soplo de desbordante acadeismo francés, esta residencia ostenta la sensación de una apacible fortaleza, unida firme y claramente al paisaje que la rodea. De aspecto señorial, esta casa, hace gala de su estilo arquitectónico de manera majestuosa como una escenografia soberbia que captura las miradas del lugar. Ubicada en un barrio privado de Canning, Pcia. de Buenos Aires, alejada del ruido y la velocidad, donde solo corre el viento, esta casa, con una superficie cubierta de 410m², se yergue sobre un extenso lote, producto de la fusión de dos terrenos, que no solo permitió ganar espacio, sino también, en encanto.
Un solar, donde el arquitecto Pablo Djimondian y su equipo de trabajo, trazó un proyecto donde se conjuga idóneamente estilo, confort y funcionalidad.
Volúmenes coronados por el tono oscuro de las pizarras que conforman el tejado de mansardas. Un imponente pórtico clásico, de doble altura, se impone en la fachada del frente. Esta soberbia figura plástica resguarda la entrada principal a la casa, una gran puerta de pinotea escoltada por dos pequeñas ventanas con coloridos vitreaux.
Apenas se arriba al vestíbulo, una magnífica araña con caireles centellantes de cristal y una mesa redonda pluma, con marquetería floral en su friso, captura la atención del visitante. Un ámbito de interesante composición espacial, donde nace una escalera circular, con peldaños de mármol travertino y una baranda de fino trabajo de herrería.
En la fachada posterior, que se despliega hacia el parque, un volumen se adelanta, configurando una amplia área semicubierta – estar galería.
Rematando la parte superior de este espacio, se expande una terraza, hacia donde las estancias del piso superior se abren plenamente, generando una nueva libertad visual y espacial.
El diseño del parque, con floridos parterres y la piscina, se trazó con pinceladas y espíritu europeo con la peculiaridad de ser atemporal, ya que florece y cambia sus colores durante las cuatro épocas del año.
Su planta, de esquema rectangular, se desarrolla en dos alzadas, distribuyendo en el piso superior, los dormitorios y cuartos de baño y, en planta baja, las áreas más sociales de la casa: estar, comedor principal, cocina y servicios. Todo el exterior de la propiedad como sus interiores, mantienen una unidad de lenguaje que se proyecta más allá del tiempo pasado. Tanto el estar como el comedor principal, están configurados por un mobiliario de estilo francés, de excelente factura, encanto entre lo señorial y discreto, con delicado aire y pasado cortesano.
Otro leitmotiv de este sector, es el rincón configurado por magníficas piezas de mobiliario. Sobre una delicada mesita francesa chinoisserie, un reloj de época y un girondelle de exquisita factura, dialogan armoniosamente con un biombo de elaborada filigrana, oriundo del lejano oriente junto con un primoroso silloncito Louis XV. La elegante sala de estar se centró en función a un hogar de leña de diseño neoclásico.
Sobre esta figura de bella arquitectura, un importante espejo de líneas sinuosas, atrapa el paisaje exterior, cristalizándolo en una obra de arte, cambiante e hipnótica.
Dos canapés, con respaldo capitonee y silloncitos, se congregan alrededor de una mesa baja con tapa de exquisito mármol. Completando este suntuoso “ensemble” al mejor estilo de la Francia dieciochesca, una soberbia araña de caireles de cristal ilumina mágicamente las noches de conversación.
La base del comedor principal, fue el tono rojo bermellón de las paredes que resalta, genialmente, el estilo imperante de este recinto. Un ámbito de nutridas reuniones que se suceden alrededor de una elaboradísima mesa de madera, que reúne un distinguido juego de sillas del mismo estilo, tapizadas en fino género estampado, reminiscencia de los de Gobelins del siglo XVII.
Cada dormitorio tiene un trato personalizado y de buen gusto, algo que también acontece en los cuartos de baño, donde un soplo afrancesado, cálido y romántico recorre cada una de estas estancias, más que elegantes.
En la cocina, enclave moderno, impera la sencillez y la funcionalidad, donde se trazó una isla central y el resto de la composición gira en torno a ella.
Una propuesta soberbia, donde no hay presente que no de cabida a la reconstrucción paciente de otro tiempo pasado, vislumbrando lo mejor.~
Texto: Dis. de Interiores Ana Thorschmidt
Fotos: Leo Marino
[ PROYECTO ]
Arq. Pablo Djimondian
Colaboradores: Ing. Roberto Djimondian
y Mmo. Andrés Djimondian
Cel: (011)15-6352-9332
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.